Es probable que hayas oído alguna vez la expresión inglesa «gap year». Y también es probable que lo hayas traducido como “año sabático” en más de una ocasión, una expresión que viene a decir -o al menos en tu cabeza así suena- “un año sin hacer nada”. ¡Pues olvídalo! Porque un gap year puede ser sin lugar a dudas la mejor experiencia de tu vida. 

 

A ver si te suena de algo la siguiente situación. Acabas el instituto y tienes que escoger a qué ciudad te irás, a qué universidad y qué carrera estudiarás. O aún peor. Decidir si realmente quieres estudiar una carrera… ¡Tienes que decidir en tan solo unos días qué vas a hacer con el resto de tu vida! Y es normal que no tengas ni la más remota idea. Para esto sirve el famoso gap year.  Para viajar, aprender un idioma, conocer personas, hacer prácticas o un voluntariado, y lo más importante… conocer tus inquietudes, metas y valores.

Esta opción quedaría dentro de lo que los psicólogos llaman “aplazamiento del juicio”. Para saber más sobre el proceso de toma de decisiones